Vor seiner Hütte ruhig im Schatten sitz
Der Pflüger, dem Genügsamen raucht sein Heerd.
Gastfreundlich tönt dem Wanderer im
Friedlichen Dorfe die Abendglocke.
...
Wohin denn ich? Es leben die Sterblichen
Von Lohn und Arbeit; wechselnd in Müh´ und Ruh´
Ist alles freudig, warum schläft denn
Nimmer nur mir in der Brust der Stachel?
Am Abendhimmel blühet ein Frühling auf;
Unzählig blühn die Rosen und ruhig scheint
Die goldne Welt; o dorthin nimmt mich,
Purpurne Wolken! und möge droben
In Licht und Luft zerrinnen mir Lieb´und Laid!-
Doch, wie verscheucht von thöriger Bitte, flieht
Der Zauber; dunkel wirds und einsam
Unter dem Himmel, wie immer, bin ich-
...
En paz ante su cabaña, a la sombra se sienta
el labrador, humea el hogar del humilde.
Acojedora le suena al caminante
la campana vespertina en el pueblo apacible.
…
Y yo, ¿a donde iré yo? Viven los mortales
de jornal y trabajo; alternando fatiga y descanso
todo es alegría; ¿ por qué, entonces, nunca
duerme en mi pecho el aguijón?
En el cielo vespertino florece una primavera;
incontables florecen las rosas y parece sosegado
el aúreo mundo. ¡Oh, llevadme hasta allí,
purpúreas nubes! y ojalá allá arriba
se me esfumen amor y dolor en la luz y el aire.
Pero, como ahuyentado por mi necio ruego,
desaparece el encanto; oscurece y solo,
bajo el cielo, como siempre me hallo.
Odas, Friedrich Hölderlin
Der Pflüger, dem Genügsamen raucht sein Heerd.
Gastfreundlich tönt dem Wanderer im
Friedlichen Dorfe die Abendglocke.
...
Wohin denn ich? Es leben die Sterblichen
Von Lohn und Arbeit; wechselnd in Müh´ und Ruh´
Ist alles freudig, warum schläft denn
Nimmer nur mir in der Brust der Stachel?
Am Abendhimmel blühet ein Frühling auf;
Unzählig blühn die Rosen und ruhig scheint
Die goldne Welt; o dorthin nimmt mich,
Purpurne Wolken! und möge droben
In Licht und Luft zerrinnen mir Lieb´und Laid!-
Doch, wie verscheucht von thöriger Bitte, flieht
Der Zauber; dunkel wirds und einsam
Unter dem Himmel, wie immer, bin ich-
...
En paz ante su cabaña, a la sombra se sienta
el labrador, humea el hogar del humilde.
Acojedora le suena al caminante
la campana vespertina en el pueblo apacible.
…
Y yo, ¿a donde iré yo? Viven los mortales
de jornal y trabajo; alternando fatiga y descanso
todo es alegría; ¿ por qué, entonces, nunca
duerme en mi pecho el aguijón?
En el cielo vespertino florece una primavera;
incontables florecen las rosas y parece sosegado
el aúreo mundo. ¡Oh, llevadme hasta allí,
purpúreas nubes! y ojalá allá arriba
se me esfumen amor y dolor en la luz y el aire.
Pero, como ahuyentado por mi necio ruego,
desaparece el encanto; oscurece y solo,
bajo el cielo, como siempre me hallo.
Odas, Friedrich Hölderlin
Comentarios
y un ciclo con las tres Phantasies...http://www.nme.com/awards/video/id/mX1YK_oppt4
los escuchare con
detenimiento oreja
abrazo